'Al salir del palacio del rey, ese empleado se encontró con un compañero que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y le dijo: '¡Págame ahora mismo lo que me debes!'
'Pero el dueño le contestó a uno de ellos: '¡Mira, amigo! Yo no he hecho nada malo contra ti. Recuerda que los dos acordamos que tú trabajarías por el salario de un día completo.
Jesús les dijo a sus discípulos: 'Muchos son los que necesitan entrar al reino de Dios, pero hay muy pocos discípulos para anunciarles las buenas noticias.
Como Jesús sabía que ellos eran unos fhipócritas, les respondió:
--¿Por qué quieren ponerme una trampa? Tráiganme una de las monedas que se usan para pagar el impuesto.
'Al día siguiente, el extranjero le dio dinero al encargado de la posada y le dijo: 'Cuídeme bien a este hombre. Si el dinero que le dejo no alcanza para todos los gastos, yo le pagaré lo que falte cuando regrese''.
--Muéstrenme una moneda. ¿De quién es la cara dibujada en la moneda? ¿De quién es el nombre que tiene escrito?
Ellos contestaron:
--Del emperador de Roma.
Y de en medio de los cuatro seres vivientes oí una voz que decía: 'El salario de todo un día de trabajo sólo alcanzará para comprar un kilo de trigo o un kilo de cebada. ¡Pero no dañes ni el aceite ni el vino!'