'Pero el dueño le contestó a uno de ellos: '¡Mira, amigo! Yo no he hecho nada malo contra ti. Recuerda que los dos acordamos que tú trabajarías por el salario de un día completo.
yo le contestaría: 'Amigo mío, tú no eres nadie para cuestionar las decisiones de Dios'. La olla de barro no puede quejarse con el que la hizo, de haberle dado esa forma.