Algunos de los fariseos y de los saduceos se acercaron a Jesús para ponerle una trampa y le dijeron:
--Queremos que hagas un milagro que pruebe que Dios te ha enviado.
Como Jesús sabía que ellos eran unos fhipócritas, les respondió:
--¿Por qué quieren ponerme una trampa? Tráiganme una de las monedas que se usan para pagar el impuesto.
Ellos le hicieron esa pregunta para ponerle una trampa. Si él respondía mal, podrían acusarlo. Pero Jesús se inclinó y empezó a escribir en el suelo con su dedo.
A los que están casados, Dios les da esta orden: No deben separarse. Si una mujer se separa de su esposo, no debe volver a casarse. Lo mejor sería que arreglara el problema que tenga con su esposo. Pero tampoco el esposo debe abandonar a su esposa. Y esto no lo ordeno yo, sino Dios.