Pedro contestó:
--Sí, lo paga.
Cuando Pedro entró en la casa donde estaban todos, Jesús le habló primero y le dijo:
--Dime, Pedro, ¿a quiénes cobran los reyes impuestos y contribuciones?; ¿a los ciudadanos de su reino o a los extranjeros?
¿Quién es el más importante? Sin embargo, para que estos cobradores no se enojen, ve al mar y echa tu anzuelo. Ábrele la boca al primer pez que saques, y allí encontrarás una moneda. Toma ese dinero, y paga mi impuesto y el tuyo.
'Al saber esto, el patrón felicitó al empleado deshonesto por ser tan astuto. Y es que la gente de este mundo es más astuta para atender sus propios negocios que los hijos de Dios.
Pero Jesús le dijo:
--No se lo prohíban, porque quien no está en contra de ustedes, realmente está a favor de ustedes. Jesús regaña a Santiago y a Juan