Herodes se puso muy triste, pues le había prometido darle lo que ella le pidiera, y no podía romper una promesa hecha delante de sus invitados. Así que no tuvo más remedio que ordenar a sus sirvientes que le dieran a la muchacha lo que pedía.
Sin embargo, les aseguro que Elías ya vino; pero la gente no lo reconoció, y lo trataron como quisieron. A mí, el Hijo del hombre, también me tratarán así y sufriré mucho.
Pero Herodes dijo: '¿Quién será este hombre del que tanto se oye hablar? No puede ser Juan el Bautista, porque yo mismo ordené que lo mataran'.
Por eso, Herodes tenía mucho interés en conocer a Jesús. Jesús da de comer a mucha gente
Cuando estos dos profetas hayan terminado de anunciar mi verdadero mensaje, el monstruo que sube desde el Abismo profundo peleará contra ellos, y los vencerá y los matará.