Un sábado, Jesús y sus discípulos andaban por un campo sembrado de trigo. Los discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar las espigas y a comerse el grano.
Después, les preguntó a los que estaban presentes: '¿Si uno de sus hijos, o uno de sus bueyes, se cae en un pozo, no es cierto que lo sacarían de inmediato, aunque fuera sábado?'