José era un hombre bueno y obediente a la ley de Dios. Como no quería acusar a María delante de todo el pueblo, decidió romper en secreto el compromiso.
Herodes le tenía miedo a Juan y lo protegía, porque sabía que Juan era un hombre justo y fsanto. Y aunque Herodes no sabía qué hacer cuando lo oía hablar, lo escuchaba de buena gana.
En ese tiempo había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que obedecía a Dios y lo amaba mucho. Vivía esperando que Dios libertara al pueblo de Israel. El Espíritu Santo estaba sobre Simeón,
Ellos respondieron:
--Nos envía el capitán Cornelio, que es un hombre bueno y obedece a Dios. Todos los judíos lo respetan mucho. Un ángel del Señor se le apareció y le dijo: 'Haz que Pedro venga a tu casa, y escucha bien lo que va a decirte'.