Desde ese momento, Jesús comenzó a decirles a sus discípulos lo que le iba a pasar: 'Tendré que ir a Jerusalén, y los líderes del país, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley me harán sufrir mucho. Allí van a matarme, pero tres días después volveré a vivir'.
Después, Jesús le dijo:
--¡Escucha bien esto! No le digas a nadie lo que sucedió. Vete a donde está el sacerdote, y lleva la ofrenda que Moisés ordenó. Así los sacerdotes serán testigos de que ya no tienes esa enfermedad. Un capitán romano
Después de oír la voz, los discípulos vieron que Jesús había quedado solo. Y durante algún tiempo no le contaron a nadie lo que habían visto. Jesús sana a un muchacho