Cornelio le respondió:
--Hace cuatro días, como a las tres de la tarde, yo estaba aquí en mi casa, orando. De pronto se me apareció un hombre con ropa muy brillante,
Comerán carne de reyes, de jefes militares y de valientes guerreros. También comerán carne de caballos y de sus jinetes; comerán carne de toda clase: de gente libre y de esclavos, de gente importante y de gente poco importante'.
Yo le respondí:
--Señor, usted lo sabe.
Y él me dijo:
--Son los que no murieron durante el tiempo de gran sufrimiento que hubo en la tierra. Ellos confiaron en Dios, y él les perdonó sus pecados por medio de la muerte del Cordero.
Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie podía contarlos! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palma,