No es la comida que entra por la boca lo que los hace impuros delante de Dios. Lo que los hace impuros son los insultos y malas palabras que salen de su boca.
En vez de enseñarles cosas difíciles, les enseñé cosas sencillas, porque ustedes parecen niños pequeños, que apenas pueden tomar leche y no alimentos fuertes. En aquel entonces no estaban preparados para entender cosas más difíciles. Y todavía no lo están,