Jesús le dijo: --¿Qué quieres que haga por ti? El ciego respondió: --Maestro, haz que pueda yo ver de nuevo.
Les gusta que la gente los salude en el mercado con gran respeto, y que los llame maestros.
'Ustedes no esperen que la gente los llame maestros, porque ustedes son como hermanos y tienen solamente un maestro.
No los imiten, porque Dios, nuestro Padre, sabe lo que ustedes necesitan, aun antes de que se lo pidan.
'Pidan a Dios, y él les dará. Hablen con Dios, y encontrarán lo que buscan. Llámenlo, y él los atenderá.
Jesús les preguntó: --¿Qué es lo que quieren?
El ciego tiró su manto, y de un salto se puso de pie y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: --María. Ella se volvió y le dijo: --¡Maestro!
El jefe tomó de la mano al muchacho y lo llevó a un lugar aparte. Allí le preguntó: --¿Qué vienes a decirme?
No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos.