La gente comenzó a reprender al ciego para que se callara, pero él gritaba con más fuerza todavía:
--Señor, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!
Juan, uno de los doce fdiscípulos, le dijo a Jesús:
--Maestro, vimos a alguien que usaba tu nombre para sacar fdemonios de las personas. Pero nosotros le dijimos que no lo hiciera, porque él no es de nuestro grupo.