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Referencias Cruzadas

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Lucas 7:37

Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

Una mujer de mala fama que vivía en aquel pueblo supo que Jesús estaba comiendo en casa de Simón. Tomó un frasco de perfume muy fino, y fue a ver a Jesús.

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18 Referencias Cruzadas  

¿Cuál de los dos hijos hizo lo que el padre quería? Los sacerdotes y los líderes contestaron: --El hijo mayor hizo lo que el padre le pidió. Jesús les dijo: --Les aseguro que la gente de mala fama, como los cobradores de impuestos y las prostitutas, entrará al reino de Dios antes que ustedes.

'El cobrador de impuestos, en cambio, se quedó un poco más atrás. Ni siquiera se atrevía a levantar la mirada hacia el cielo, sino que se daba golpes en el pecho y decía: '¡Dios, ten compasión de mí y perdóname por todo lo malo que he hecho!''

Cuando la gente vio lo que había pasado, empezó a criticar a Jesús y a decir: '¿Cómo se le ocurre ir a la casa de ese hombre tan malo?'

Algunos fariseos y maestros de la Ley comenzaron a hablar contra los discípulos de Jesús, y les dijeron: --¿Por qué comen ustedes con los cobradores de impuestos y con toda esta gente mala?

Yo vine a invitar a los pecadores para que regresen a Dios, no a los que se creen buenos. Jesús enseña sobre el ayuno

Luego, vine yo, el Hijo del hombre, que como y bebo, y ustedes dicen que soy un glotón y un borracho; que soy amigo de gente de mala fama y de los que cobran impuestos para Roma.

Un fariseo llamado Simón invitó a Jesús a comer en su casa. Jesús aceptó y se sentó a la mesa.

Los jefes judíos volvieron a llamar al que había sido ciego, y le dijeron: --Júranos por Dios que nos vas a decir la verdad. Nosotros sabemos que el hombre que te sanó es un pecador.

Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí escucha a los que le adoran y le obedecen.

Pero aunque nosotros todavía éramos pecadores, Dios nos demostró su gran amor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros.

Esto es verdad, y todos deben creerlo: Jesucristo vino a este mundo para salvar a los pecadores del castigo que merecen, ¡y yo soy el peor pecador de todos! Pero Dios fue bueno y me salvó. Así demostró la gran paciencia que Jesucristo tuvo conmigo. Lo hizo para que otros sigan mi ejemplo y confíen en Cristo para tener vida eterna.

También sabemos que las leyes no se dan para los que hacen lo bueno, sino para los que hacen lo malo. Son para los rebeldes, los desobedientes, los pecadores y los que no respetan a Dios ni a la religión. También son para los que matan a sus semejantes, y hasta a sus propios padres.

Y si con dificultad se salvan los que hacen el bien, ¡ya se pueden imaginar lo que les pasará a los que hacen el mal!




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