Allí, algunas personas le llevaron a un hombre acostado en una camilla, pues no podía caminar. Como Jesús vio que estas personas confiaban en él, le dijo al hombre: '¡Ánimo, amigo! Te perdono tus pecados'.
Pues voy a demostrarles que yo, el Hijo del hombre, tengo autoridad aquí en la tierra para perdonar pecados'.
Entonces le dijo al hombre que no podía caminar: 'Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa'.