Pero el hombre empezó a contarles a todos cómo había sido sanado. Por eso Jesús no podía entrar libremente en los pueblos. Tenía que quedarse en las afueras, donde no había gente. De todos modos, la gente iba a verlo.
Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos venían en esas barcas, decidieron ir a buscarlo. Entonces subieron a las barcas y cruzaron el lago en dirección a Cafarnaúm.