Unos soldados preguntaron:
--Juan, ¿qué podemos hacer nosotros?
Él les contestó:
--Ustedes amenazan a la gente y la obligan a que les dé dinero. Sólo así le prometen dejarla en paz. ¡No lo vuelvan a hacer, y quédense satisfechos con su salario!
Muestren con su conducta que realmente han dejado de pecar. No piensen que sólo por ser descendientes de Abraham van a salvarse. Si Dios así lo quiere, hasta estas piedras las puede convertir en familiares de Abraham.
Todos los que oyeron estas palabras se pusieron muy tristes y preocupados. Entonces les preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
--Amigos israelitas, ¿y qué debemos hacer?
Pedro les contestó:
--Pídanle perdón a Dios, vuelvan a obedecerlo, y dejen que nosotros los bauticemos en el nombre de Jesucristo. Así Dios los perdonará y les dará el Espíritu Santo.