Mientras les decía eso, Jesús les mostraba sus manos y sus pies.
¡Miren mis manos y mis pies! ¡Soy yo! ¡Tóquenme! ¡Mírenme! ¡Soy yo! Los fantasmas no tienen carne ni huesos; en cambio, yo sí'.
Pero ellos, entre asustados y contentos, no podían creer lo que estaban viendo. Entonces Jesús les preguntó: '¿Tienen algo de comer?'
Después les mostró las heridas de sus manos y de su costado, y los discípulos se alegraron de ver al Señor.
Luego le dijo a Tomás: --Mira mis manos y mi costado, y mete tus dedos en las heridas. Y en vez de dudar, debes creer.