Pero los dos hombres insistieron: --¡Quédate con nosotros! Ya es muy tarde, y pronto el camino estará oscuro. Jesús se fue a la casa con ellos.
'El amo le ordenó: 'Ve por las calles y callejones, y obliga a la gente a entrar. Quiero que mi casa se llene.
Cuando se acercaron al pueblo de Emaús, Jesús se despidió de ellos.
Cuando se sentaron a comer, Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos.
Una de las que nos escuchaba se llamaba Lidia. Era de la ciudad de Tiatira, vendía telas muy finas de color púrpura, y honraba a Dios. El Señor hizo que Lidia pusiera mucha atención a Pablo,