La gente deseará que una montaña les caiga encima y las mate.
Porque si a mí, que no he hecho nada malo, me matan así, ¿qué le pasará a los que hacen lo malo?'
Y todos ellos les decían a las montañas y a las rocas: '¡Caigan sobre nosotros para que no nos vea el que está sentado en el trono! ¡Que no nos castigue el Cordero!
Durante esos cinco meses, la gente que había sido picada quería morirse, pero seguía viviendo. Era como si la muerte huyera de ellas.