Un día, el hijo más joven le dijo a su padre: 'Papá, dame la parte de tu propiedad que me toca como herencia'. Entonces el padre repartió la herencia entre sus dos hijos.
Entre esa gente estaba una mujer que desde hacía doce años tenía una enfermedad que le hacía perder mucha sangre. Había gastado mucho dinero en médicos, pero ninguno había podido sanarla.