Algunos maestros de la Ley que estaban allí dijeron: --¡Maestro, diste una buena respuesta!
Con eso, Moisés estaba demostrando que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Dios todos ellos están vivos.
Después de esto, ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas. La pregunta acerca del Mesías
Se armó entonces un gran alboroto, en el que todos gritaban. Algunos maestros de la Ley, que eran fariseos, dijeron: 'No creemos que este hombre sea culpable de nada. Tal vez un ángel o un espíritu le ha hablado'.