Luego le preguntó a otro: '¿Y tú, cuánto le debes a mi patrón?' Ese hombre respondió: 'Diez mil kilos de trigo'. El empleado le dijo: 'Toma tu cuenta y anota ocho mil kilos'.
'Finalmente, el dueño se puso a pensar: '¿Qué puedo hacer?' Y se dijo: 'Ya sé; enviaré a mi hijo que tanto quiero. Estoy seguro que a él sí lo respetarán'.