Cuando Jesús cumplió doce años, los acompañó a Jerusalén.
José y María iban todos los años a la ciudad de Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua.
Al terminar los días de la fiesta, sus padres regresaron a su casa; pero, sin que se dieran cuenta, Jesús se quedó en Jerusalén.
Después volvió a Nazaret, el pueblo donde había crecido. Un sábado, como era su costumbre, fue a la sinagoga. Cuando se levantó a leer,
hacia la región de Galilea. La gente de Galilea lo recibió muy bien, porque habían estado en la ciudad de Jerusalén para la fiesta de la Pascua y habían visto todo lo que Jesús hizo en aquella ocasión.