Después de la comida, Zaqueo se levantó y le dijo a Jesús:
--Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo. Y si he robado algo, devolveré cuatro veces esa cantidad.
Vendan lo que tienen, y denle ese dinero a los pobres. Fabríquense bolsas que nunca se rompan, y guarden en el cielo lo más valioso de su vida. Allí, los ladrones no podrán robar, ni la polilla podrá destruir.
'Por eso, a ustedes, mis discípulos, yo les aconsejo que usen el dinero ganado deshonestamente para ganar amigos. Así, cuando se les acabe ese dinero, Dios los recibirá en el cielo.