Entonces el rey envió a otros sirvientes con este mensaje: 'La comida ya está lista. He mandado preparar la carne de mis mejores terneros. ¡Vengan a la fiesta!'
Ananías fue y entró en la casa donde estaba Saulo. Al llegar, le puso las manos sobre la cabeza y le dijo: 'Amigo Saulo, el Señor Jesús se te apareció cuando venías hacia Damasco. Él mismo me mandó que viniera aquí, para que puedas ver de nuevo y para que recibas al Espíritu Santo'.
Solo que ahora ya no lo tendrás como a un esclavo, sino como a un hermano muy querido, lo cual es mucho mejor. Yo lo quiero mucho, pero tú debes quererlo aun más. Quiérelo como a un miembro de la familia del Señor, y no como a cualquier persona.