Mientras muchísimas personas rodeaban a Jesús y se atropellaban unas a otras, él les dijo a sus discípulos:
'Tengan cuidado de las mentiras que enseñan los fariseos. Ellos engañan a la gente diciéndoles cosas que parecen verdad.
'Si alguno de ustedes quiere ser mi discípulo, tendrá que amarme más que a su padre o a su madre, más que a su esposa o a sus hijos, y más que a sus hermanos o a sus hermanas. Ustedes no pueden seguirme, a menos que me amen más que a su propia vida.