Un maestro de la Ley se acercó para ver si Jesús podía responder a una pregunta difícil, y le dijo:
--Maestro, ¿qué debo hacer para tener la vida eterna?
Mientras Jesús iba de camino, un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó:
--Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?
Uno de los fmaestros de la Ley escuchó la conversación entre Jesús y los fsaduceos. Al ver que Jesús les respondió muy bien, se acercó y le preguntó:
--¿Cuál es el fmandamiento más importante de todos?
Ellos le hicieron esa pregunta para ponerle una trampa. Si él respondía mal, podrían acusarlo. Pero Jesús se inclinó y empezó a escribir en el suelo con su dedo.
Porque si Dios diera lo que prometió sólo a quien obedece la ley, entonces ya no lo daría para cumplir su promesa. Pero lo cierto es que cuando Dios le aseguró a Abraham que le daría lo prometido, no le pidió nada a cambio.