Al terminar su turno en el templo, Zacarías regresó a su casa.
Cuando Zacarías salió, no podía hablar y sólo hacía señas con las manos. Entonces la gente comprendió que Zacarías había tenido una visión.
Poco tiempo después, su esposa quedó embarazada, y durante cinco meses no salió de la casa, pues pensaba: