Juan era la persona de quien hablaba el profeta Isaías cuando dijo:
'Alguien grita en el desierto:
'Prepárenle el camino al Señor.
¡Ábranle paso!
¡Que no encuentre estorbos!''
Jesús le respondió:
--Tú no sabes lo que Dios quiere darte, y tampoco sabes quién soy yo. Si lo supieras, tú me pedirías agua, y yo te daría el agua que da vida.
Jesús estaba enseñando en el templo y dijo con voz fuerte:
'En realidad, ustedes no saben quién soy yo, ni de dónde vengo. Yo no he venido por mi propia cuenta. He sido enviado por alguien en quien se puede confiar, y a quien ustedes no conocen.
Ustedes no pueden beber de la copa en la Cena del Señor, y al mismo tiempo beber de la copa que se usa en las ceremonias donde se honra a los demonios. Tampoco pueden participar en la Cena del Señor y al mismo tiempo en las fiestas para los demonios.
Después de cenar, Jesús tomó en sus manos la copa y dijo: 'Esta copa de vino es mi sangre. Con ella, Dios hace un nuevo compromiso con ustedes. Cada vez que beban de esta copa, acuérdense de mí'.
Entre nosotros, unos son judíos y otros no lo son. Algunos son esclavos, y otros son personas libres. Pero todos fuimos bautizados por el mismo Espíritu Santo, para formar una sola iglesia y un solo cuerpo. A cada uno de nosotros Dios nos dio el mismo Espíritu Santo.
Después me dijo:
'¡Ya todo está hecho! Yo soy el principio y el fin. Al que tenga sed, le daré a beber del agua de la fuente que da vida eterna, a cambio de nada.
El Espíritu de Dios y la esposa del Cordero dicen: '¡Ven, Señor Jesús!'
Y todos los que estén escuchando digan: '¡Ven, Señor Jesús!'
Y el que tenga sed y quiera agua, que venga y tome gratis del agua que da vida eterna.