En ese momento el hombre quedó sano, alzó su camilla y comenzó a caminar. Esto sucedió un sábado, el día de descanso obligatorio para los judíos.
Jesús fue a verla, la tomó de la mano y la levantó. En ese mismo instante la fiebre se le quitó, y la suegra de Simón les sirvió de comer.
De inmediato, aquel hombre quedó completamente sano.
Jesús le dijo: --Puedes irte; estás sano porque confiaste en Dios. En ese momento, el ciego pudo ver de nuevo, y siguió a Jesús por el camino.
Inmediatamente dejó de sangrar y supo que ya estaba sana.
Más tarde, Jesús encontró al hombre en el templo, y le dijo: 'Ahora que estás sano, no vuelvas a pecar, porque te puede pasar algo peor'.
Entonces, si para obedecer la ley de Moisés ustedes circuncidan a un niño aunque sea en sábado, ¿por qué se enojan conmigo por haber sanado a un hombre en sábado?