Los ángeles le preguntaron:
--Mujer, ¿por qué estás llorando?
Ella les respondió:
--Porque alguien se ha llevado el cuerpo de mi Señor, y no sé dónde lo habrá puesto.
Jesús le dijo:
--Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?
María pensó que estaba hablando con el que cuidaba el jardín donde estaba la tumba. Por eso le dijo:
--Señor, si usted se ha llevado el cuerpo que estaba en esta tumba, dígame dónde lo puso y yo iré a buscarlo.
Entonces fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el discípulo favorito de Jesús, y les dijo: '¡Se han llevado de la tumba al Señor, y no sabemos dónde lo habrán puesto!'
Pero Pablo nos contestó: '¡No lloren, pues me ponen muy triste! Tanto amo al Señor Jesús, que estoy dispuesto a ir a la cárcel, y también a morir en Jerusalén'.