Cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén, fue al templo y empezó a sacar a todos los que estaban vendiendo y comprando cosas. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero de otros países por dinero del templo, y también tiró los cajones de los que vendían palomas.
Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el templo y empezó a sacar a los que estaban vendiendo y comprando. Tiró las mesas de los que cambiaban dinero de otros países por dinero del templo, y también derribó los cajones de los que vendían palomas.
Como ya faltaba poco tiempo para que se celebrara la fiesta de la Pascua, mucha gente iba desde sus pueblos a la ciudad de Jerusalén a prepararse para la fiesta.
Faltaba muy poco para que empezara la fiesta de la Pascua, y Jesús sabía que se acercaba el momento de dejar este mundo para ir a reunirse con Dios su Padre. Él siempre había amado a sus seguidores que estaban en el mundo, y los amó de la misma manera hasta el fin.