Mientras Pilato estaba juzgando el caso, su esposa le mandó este mensaje: 'No te metas con ese hombre, porque es inocente. Anoche tuve un sueño horrible por causa de él'.
Pilato vio que ya no le hacían caso, y que aquello podía terminar en un alboroto muy peligroso. Entonces mandó que le llevaran agua, se lavó las manos delante de la gente y dijo:
--Yo no soy culpable de la muerte de este hombre. Los culpables son ustedes.
El oficial romano y los soldados que vigilaban a Jesús sintieron el terremoto y vieron todo lo que pasaba. Temblando de miedo dijeron: '¡Es verdad, este hombre era el Hijo de Dios!'
--¿Y qué es la verdad? --preguntó Pilato--.
Después de decir esto, Pilato regresó a donde estaba la gente, y le dijo:
'No encuentro ninguna razón para castigar a este hombre. Pilato permite la muerte de Jesús
Cuando los jefes de los sacerdotes y los guardias del templo vieron a Jesús, comenzaron a gritar:
--¡Clávenlo en una cruz! ¡Clávenlo en una cruz!
Pilato les dijo:
--Yo no creo que sea culpable de nada. Así que llévenselo y clávenlo en la cruz ustedes mismos.
Jesús es el Jefe de Sacerdotes que necesitábamos, pues es santo, en él no hay maldad, y nunca ha pecado. Dios lo apartó de los pecadores, lo hizo subir al cielo, y lo puso en el lugar más importante de todos.
Porque Cristo murió una vez y para siempre para perdonarnos nuestros pecados. Él era bueno e inocente, y sufrió por los pecadores, para que ustedes pudieran ser amigos de Dios. Los que mataron a Cristo destruyeron su cuerpo, pero él resucitó para vivir como espíritu.