Como a las doce del día el sol dejó de brillar, y todo el país quedó en oscuridad hasta las tres de la tarde. La cortina del templo se partió en dos, de arriba a abajo.
Como ya iba a empezar el sábado, que era el día de descanso obligatorio para los judíos, y esa era la tumba más cercana, pusieron el cuerpo de Jesús allí.