Más bien le diré a mi Padre: 'Muéstrale al mundo tu poder'.
Luego, desde el cielo se oyó una voz que decía: 'Ya he mostrado mi poder, y volveré a hacerlo de nuevo'.
Yo puedo probarles que de verdad mi Padre me ha enviado. Así lo prueba todo lo que hago, y ni siquiera Juan puede ser mejor testigo. Porque yo hago las cosas que mi Padre me envió a hacer.
No me preocupa si tengo que morir. Lo que sí quiero es tener la satisfacción de haber anunciado la buena noticia del amor de Dios, como me lo ordenó el Señor Jesús.