--Estos son mi madre y mis hermanos. Porque cualquiera que obedece los mandamientos de mi Padre que está en el cielo, es en verdad mi madre, mi hermano y mi hermana.
Gracias a lo que Cristo hizo, ya no importa si estamos circuncidados o no. Lo que sí importa es que confiamos en Cristo, y que esa confianza nos hace amar a los demás.
Por el contrario, si ustedes ponen toda su atención a la Palabra de Dios y la obedecen siempre, serán felices en todo lo que hagan. Porque la Palabra de Dios es perfecta y los libera del *pecado.
A los que dejen de hacer lo malo, Dios los bendecirá, pues les dará el derecho a comer de los frutos del árbol que da vida eterna. Ellos podrán entrar por los portones de la ciudad.