Dios ha demostrado que la gente de este mundo es tonta, pues cree saberlo todo. En realidad, nada saben los sabios, ni los expertos en la Biblia, ni los que creen tener todas las respuestas.
Sin embargo, cuando hablamos con los que ya entienden mejor el mensaje de Dios, hablamos con sabiduría. Pero no empleamos la sabiduría humana como la emplean la gente y los gobernantes de este mundo. El poder que ellos tienen está condenado a desaparecer.