Pero otros fueron a ver a los fariseos, y les contaron lo que Jesús había hecho.
Los sacerdotes principales y los fariseos habían ordenado que, si alguien veía a Jesús, fuera a avisarles, pues querían arrestarlo.
Jesús había hecho muchos milagros delante de esa gente, pero aun así nadie creía en él.
Los fariseos oyeron lo que la gente decía. Entonces ellos y los sacerdotes principales enviaron a unos guardias del templo para que arrestaran a Jesús.
Los guardias del templo regresaron a donde estaban los sacerdotes principales y los fariseos, quienes les preguntaron: --¿Por qué no trajeron a Jesús?
Cuando Jesús hizo lodo y sanó al ciego era día de descanso obligatorio. Por eso, algunos llevaron ante los fariseos al joven que había sido sanado.
De pronto, llegó alguien y dijo: '¡Los hombres que ustedes encerraron en la cárcel están frente al templo, hablándole a la gente!'