Pues voy a demostrarles que yo, el Hijo del hombre, tengo poder en la tierra para perdonar pecados'.
Entonces Jesús le dijo al que no podía caminar: 'Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa'.
La muchacha hizo eso durante varios días, hasta que Pablo no aguantó más y, muy enojado, le dijo al espíritu: '¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de esta muchacha!'
Al instante, el espíritu salió de ella.
Al ver eso, Pedro les dijo:
'Amigos israelitas, ¿qué les sorprende? ¿Por qué nos miran así? ¿Acaso creen que nosotros sanamos a este hombre con nuestro propio poder?
Sin embargo, Pedro le dijo: 'No tengo oro ni plata, pero te voy a dar lo que sí tengo: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, te ordeno que te levantes y camines'.
Ustedes y toda la gente de Israel deben saber que este hombre está aquí, completamente sano, gracias al poder de Jesús de Nazaret, el Mesías. Ustedes ordenaron que lo mataran en una cruz, pero Dios lo ha resucitado.