Fue así como el Espíritu Santo los llenó de poder a todos ellos, y en seguida empezaron a hablar en otros idiomas. Cada uno hablaba según lo que el Espíritu Santo le indicaba.
Cuando terminaron de orar, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo. A partir de ese momento, todos hablaban acerca de Jesús sin ningún temor. La vida de los seguidores de Jesús
Pedro y Juan fueron llevados a la presencia de todos ellos, y ellos empezaron a preguntarles:
--¿Quién les ha dado permiso para enseñar a la gente? ¿Quién les dio poder para hacer milagros?