Pues no aprende, ni piensa;
cierra los ojos para no ver,
y se tapa los oídos para no oír.
Si no fuera así,
entendería mi mensaje,
cambiaría su manera de vivir,
¡y yo la salvaría!'
Cierto día, estando reunidos, los apóstoles le preguntaron a Jesús:
--Señor, ¿no crees que éste es un buen momento para que les des a los israelitas su propio rey?
Cuando los hermanos judíos oyeron esto, dejaron de discutir y se pusieron a alabar a Dios. Y decían muy admirados: '¡Así que también a los que no son judíos Dios les ha permitido arrepentirse y tener vida eterna!' La buena noticia llega a Antioquía
En su camino a Jerusalén pasaron por las regiones de Fenicia y Samaria. Allí les contaron a los cristianos judíos que mucha gente no judía había decidido seguir a Dios. Al oír esta noticia, los cristianos judíos se alegraron mucho.
Pedro les contestó:
--Pídanle perdón a Dios, vuelvan a obedecerlo, y dejen que nosotros los bauticemos en el nombre de Jesucristo. Así Dios los perdonará y les dará el Espíritu Santo.
Tienen el corazón endurecido,
tapados están sus oídos
y cubiertos sus ojos.
Por eso no pueden entender,
ni ver ni escuchar.
No quieren volverse a mí,
ni quieren que yo los sane''.
Por ahora Jesús tiene que quedarse en el cielo, hasta que Dios vuelva a hacer nuevas todas las cosas. Esto también lo anunciaron hace mucho los santos profetas.
Hermanos en Cristo, hay mucho que ustedes todavía no saben. Por eso voy a explicarles el plan que Dios tenía en secreto. Algunos de los judíos se han vuelto muy tercos y no quieren creer en Jesucristo. Pero sólo se portarán así hasta que los no judíos pasen a formar parte de su pueblo.
Esto sucederá cuando el Señor Jesucristo vuelva para que todo su pueblo especial lo alabe y admire. Y ustedes son parte de ese pueblo, pues han creído en el mensaje que les dimos.
Cuando el Señor Jesús venga desde el cielo, entre llamas de fuego y acompañado de sus poderosos ángeles, Dios les dará alivio a todos ustedes, como lo ha hecho con nosotros.
Por eso, mientras siga en pie la promesa de descansar con Dios, debemos tener cuidado. Sería una lástima que alguno de ustedes no pudiera recibir de Dios ese descanso.
Él secará sus lágrimas, y no morirán jamás. Tampoco volverán a llorar, ni a lamentarse, ni sentirán ningún dolor, porque lo que antes existía ha dejado de existir'.