Todos caímos al suelo. Luego oí una voz que venía del cielo, y que me dijo en arameo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¡Sólo los tontos pelean contra mí!'
El jefe le dio permiso. Entonces Pablo se puso de pie en las gradas del cuartel y levantó su mano pidiendo silencio. Cuando la gente se calló, Pablo les habló en arameo y les dijo: