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Referencias Cruzadas

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Hechos 22:5

Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

El jefe de los sacerdotes y todos los líderes del país saben bien que esto es cierto. Ellos mismos me dieron cartas para que mis amigos judíos de la ciudad de Damasco me ayudaran a atrapar más seguidores de Jesús. Yo fui a Damasco para traerlos a Jerusalén y castigarlos.

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21 Referencias Cruzadas  

Cuando amaneció, los líderes del pueblo, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley se reunieron y llevaron a Jesús ante la Junta Suprema. Allí le preguntaron:

'Pónganme atención, amigos israelitas descendientes de Abraham. Y pónganme atención también ustedes, los que obedecen a Dios aunque no son israelitas. Este mensaje de salvación es para todos nosotros.

'Amigos israelitas, hablemos claro. Cuando David murió, fue enterrado, y todos sabemos dónde está su tumba.

'Amigos israelitas y líderes del país, déjenme defenderme y escúchenme'.

Pablo miró a todos los de la Junta Suprema y les dijo: --Amigos israelitas, yo tengo la conciencia tranquila, porque hasta ahora he obedecido a Dios en todo.

Cuando Pablo vio que algunos de los judíos de la Junta eran saduceos, y que otros eran fariseos, dijo en voz alta: --Amigos israelitas, yo soy fariseo, y muchos en mi familia también lo han sido. ¿Por qué se me juzga? ¿Por creer que los muertos pueden volver a vivir?

Eso hice en la ciudad de Jerusalén, y con el permiso de los sacerdotes principales metí en la cárcel a muchos de los que creían en él. Cuando los mataban, yo estaba de acuerdo.

Muchas veces los castigué en las sinagogas para que dejaran de creer en Jesús. Tanto los odiaba que hasta los perseguí en otras ciudades.

'Para eso mismo fui a la ciudad de Damasco, con el permiso y la autorización de los sacerdotes principales.

Tres días después, Pablo invitó a los líderes judíos que vivían en Roma para que lo visitaran en la casa donde él estaba. Cuando ya todos estaban juntos, Pablo les dijo: --Amigos israelitas, yo no he hecho nada contra nuestro pueblo, ni contra nuestras costumbres. Sin embargo, algunos judíos de Jerusalén me entregaron a las autoridades romanas.

Los líderes contestaron: --Nosotros no hemos recibido ninguna carta de Judea que hable acerca de ti. Ninguno de los que han llegado de allá te ha acusado de nada malo.

'Israelitas, ni ustedes ni sus líderes se dieron cuenta del mal que estaban haciendo.

Al día siguiente, la Junta Suprema se reunió en Jerusalén. En la Junta estaban los líderes del país, con sus consejeros y los maestros de la Ley.

Ya estaba por amanecer cuando los apóstoles llegaron frente al templo y empezaron a hablarle a la gente. Mientras tanto, el jefe de los sacerdotes y sus ayudantes reunieron a toda la Junta Suprema y a los líderes del pueblo. Después mandaron traer a los apóstoles,

¡Hasta el jefe de los sacerdotes le ha dado permiso para que atrape aquí en Damasco a todos los que te adoran!

Ustedes ya saben cómo era yo cuando pertenecía a la religión judía. Saben también con qué violencia hacía yo sufrir a los miembros de las iglesias de Dios, y cómo hice todo lo posible por destruirlos.

Tanto me preocupaba por cumplir la ley que perseguía a los miembros de la iglesia. ¡Nadie puede culparme de no haber cumplido la ley!

No dejes de usar las capacidades especiales que Dios te dio cuando los líderes de la iglesia pusieron sus manos sobre tu cabeza. El Espíritu Santo habló con ellos y les ordenó hacerlo.




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