Al sábado siguiente, casi toda la gente de la ciudad se reunió en la sinagoga para oír el mensaje de Dios que iban a dar Pablo y Bernabé.
La gente del pueblo fue a ver a Jesús y le rogaron que se marchara de aquella región.
Pablo y los demás siguieron el viaje a pie hasta la ciudad de Antioquía, en la región de Pisidia. Un sábado fueron a la sinagoga de la ciudad, y se sentaron allí.