Miré con atención, y en el manto había toda clase de animales domésticos y salvajes, y también serpientes y aves.
Entonces Jesús volvió a ponerle las manos sobre los ojos. El hombre miró de nuevo con cuidado, y vio todo claramente, porque ya estaba sano.
Jesús cerró el libro, lo devolvió al encargado y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga se quedaron mirándolo.
En el manto había toda clase de animales, hasta reptiles y aves.
--Un día, yo estaba orando en el puerto de Jope. De pronto, tuve una visión: Vi que del cielo bajaba algo como un gran manto colgado de las cuatro puntas.
Luego oí la voz de Dios que me dijo: 'Pedro, levántate; mata y come de estos animales'.
Ellos se le quedaron mirando, y Pedro le dijo: 'Préstanos atención'.