Cornelio le respondió:
--Hace cuatro días, como a las tres de la tarde, yo estaba aquí en mi casa, orando. De pronto se me apareció un hombre con ropa muy brillante,
pero el joven les dijo:
'No se asusten. Ustedes están buscando a Jesús, el de Nazaret, el que murió en la cruz. No está aquí; ha vuelto a vivir. Vean el lugar donde habían puesto su cuerpo.
Mientras tanto, dos hombres se aparecieron junto a los apóstoles. Estaban vestidos con ropas muy blancas, pero los apóstoles no los vieron porque estaban asombrados mirando al cielo.
Ellos respondieron:
--Nos envía el capitán Cornelio, que es un hombre bueno y obedece a Dios. Todos los judíos lo respetan mucho. Un ángel del Señor se le apareció y le dijo: 'Haz que Pedro venga a tu casa, y escucha bien lo que va a decirte'.
Un día, a eso de las tres de la tarde, Cornelio tuvo una visión, en la que claramente veía que un ángel de Dios llegaba adonde él estaba y lo llamaba por su nombre.