Un día, a eso de las tres de la tarde, Cornelio tuvo una visión, en la que claramente veía que un ángel de Dios llegaba adonde él estaba y lo llamaba por su nombre.
Mientras tanto, Pedro se quedó admirado, pensando en el significado de esa visión.
En eso, los hombres que Cornelio había enviado llegaron a la casa de Simón
Cornelio le respondió:
--Hace cuatro días, como a las tres de la tarde, yo estaba aquí en mi casa, orando. De pronto se me apareció un hombre con ropa muy brillante,
Al día siguiente, mientras el soldado y los sirvientes se acercaban al puerto de Jope, Pedro subió a la azotea de la casa para orar. Era como el mediodía.
En Damasco vivía un seguidor de Jesús llamado Ananías. En una visión que tuvo, oyó que el Señor lo llamaba:
--¡Ananías! ¡Ananías!
--Señor, aquí estoy --respondió.
Y el Señor le dijo: