En el manto había toda clase de animales, hasta reptiles y aves.
El último día de la fiesta de las Enramadas era el más importante. Ese día, Jesús se puso en pie y dijo con voz fuerte: 'El que tenga sed, venga a mí.
Vio que el cielo se abría, y que algo como un gran manto bajaba a la tierra colgado de las cuatro puntas.
Pedro oyó la voz de Dios, que le decía: '¡Pedro, mata y come de estos animales!'
Miré con atención, y en el manto había toda clase de animales domésticos y salvajes, y también serpientes y aves.
En vez de adorar al único y poderoso Dios que vive para siempre, adoran a ídolos que ellos mismos se han hecho: ídolos con forma de seres humanos, mortales al fin y al cabo, o con forma de pájaros, de animales de cuatro patas y de serpientes.