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Referencias Cruzadas

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Hebreos 7:16

Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

Es diferente porque no fue elegido por ser miembro de una familia determinada, sino porque vive para siempre.

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15 Referencias Cruzadas  

Nosotros sabemos que la ley viene de Dios. Pero yo no soy más que un simple hombre, y no puedo controlar mis malos deseos. Soy un esclavo del pecado.

Algo así pasaba con nosotros cuando todavía no conocíamos a Cristo: Los espíritus que controlan el universo nos trataban como si fuéramos sus esclavos.

Pero ahora conocen a Dios. Mejor dicho, Dios los conoce a ustedes. Por eso no puedo entender por qué se dejan dominar de nuevo por esos dioses falsos. ¡Si no tienen poder, ni valen nada!

La ley escrita estaba en contra de nosotros, pero Dios le puso fin por medio de la muerte de Cristo en la cruz.

Ustedes están unidos a Cristo por medio de su muerte en la cruz, y ya no están sometidos a los espíritus que gobiernan este mundo. Entonces, ¿por qué se comportan como si todavía estuvieran bajo su dominio? ¿Por qué obedecen a quienes les dicen

La ley de Moisés era sólo una muestra de lo bueno que Dios nos iba a dar, y no lo que en verdad nos daría. Por eso, la ley nunca puede hacer perfectos a los que cada año van al santuario a ofrecer a Dios los mismos sacrificios de siempre.

Todo esto es más fácil de entender si tenemos en cuenta que ese sacerdote diferente es como Melquisedec.

Acerca de él, dice la Biblia: 'Tú eres sacerdote para siempre, como también lo fue Melquisedec'.

En cambio, cuando se trató de Cristo, Dios sí hizo un juramento, pues en la Biblia dice: 'Dios juró: 'Tú eres sacerdote para siempre'. Y Dios no cambia de idea'.

A los sacerdotes puestos por la ley de Moisés les resulta difícil obedecer a Dios en todo. Pero después de darnos su ley, Dios juró que nos daría como Jefe de Sacerdotes a su Hijo, a quien él hizo perfecto para siempre.

Nadie sabe quiénes fueron sus padres ni sus antepasados, ni tampoco cuándo o dónde nació y murió. Por eso él, como sacerdote, se parece al Hijo de Dios, que es sacerdote para siempre.

Y si todo eso tiene poder, más poder tiene la sangre de Cristo. Pues por medio del Espíritu que vive para siempre, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha ni pecado. Su sangre nos purifica para que estemos seguros de que hemos sido perdonados, y para que podamos servir a Dios, que vive para siempre. El nuevo pacto

y estoy vivo. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre, y tengo poder sobre la muerte.




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