Les estoy diciendo la verdad. ¡Dios sabe que no miento!
Yo creo en Jesucristo, y por eso digo la verdad. El Espíritu Santo me guía, y en lo más profundo de mi ser me asegura que no miento.
Si no he ido a visitarlos, ha sido porque los respeto. ¡Que Dios me quite la vida si miento!
El Dios y Padre del Señor Jesús, que merece ser siempre alabado, sabe que no estoy mintiendo.